Las condiciones climáticas de República Dominicana hacen de este país un verdadero paraíso para la vegetación, por lo que no es de extrañar que el tabaco dominicano sea un producto muy valorado en todo el mundo.
El cultivo y las exportaciones convierten a la industria tabacalera en un sector fundamental para la economía, Los cigarros y puros dominicanos están presentes en establecimientos de todo el mundo por la calidad que tiene, fruto del esfuerzo que ponen los productores en obtener la mejor materia prima posible.
Tanto si eres aficionado al humo como si solo te interesa descubrir los secretos del país, conocer la historia del tabaco dominicano es algo que te puede interesar.
Cuando Cristóbal Colón llegó al Caribe, el consumo de tabaco era muy habitual en toda América, sobre todo para rituales religiosos. De allí se llevó a Europa, primero España y Portugal y más adelante Francia, para extenderse poco a poco por todo el continente.
Los primeros cultivos de tabaco para uso comercial se hicieron en La Española, isla en la que se encuentra el territorio de República Dominicana en la actualidad. Al principio se trató de un monopolio por parte de la corona española, aunque con el tiempo, y pese al férreo control que trataron de imponer, en los alrededores de Santiago se formó una incipiente comunidad de pequeños productores independientes.
Los conocimientos sobre el cultivo del tabaco fue pasando de generación en generación, y cuando el imperio francés se hizo con la isla, las exportaciones de tabaco a Europa no dejaron de crecer. Incluso con los incentivos para que se cultivara caña de azúcar, muchos productores prefirieron continuar con la plata del tabaco.
A finales del siglo XIX, en Santiago comenzó la producción a gran escala impulsada por una compañía holandesa que se estableció allí. El tabaco dominicano seguía expandiendo su fama, con lugares en los que el humo de los puros llenaban el ambiente.
A comienzos del siglo XX, la industria tabacalera era muy importante, y para los años 30 se implantaron nuevos métodos de cultivo y procesado del producto. Casi tres décadas después llegó un grupo de expertos desde Cuba que fundaron Intabaco, lo que le dio aún más impulso al cultivo de tabaco en República Dominicana.
Uno de los puntos fuertes del tabaco dominicano es su elaboración artesanal, manos expertas que ponen todo su empeño en el trabajo que realizan y le dan un aroma especial. Aunque no es el único.
La calidad del tabaco dominicano comienza con un cuidado especial de todas las etapas del cultivo, procesado y elaboración. Desde la selección de la semilla y el tipo de suelo en el que se cultiva hasta el momento en el que se encienden los puros y se expulsa el humo, pueden pasar unos 5 años, y en cada uno de los pasos se vigilan con mucho cuidado los procesos para garantizar las extraordinarias características que dan a los cigarros el particular aroma, apreciado por expertos de todo el mundo.
Podemos destacar tres variedades principales de tabaco dominicano:
El tabaco dominicano se puede encontrar en las mejores cavas de puros del mundo, aunque lo mejor es venir a República Dominicana y observar el proceso de elaboración.
En las fábricas de tabaco dominicanas también puedes comprar cigarros y puros, garantizando su calidad. Aunque para estar totalmente seguro de que lo que adquieres es tabaco 100 % dominicano, es muy importante que visites fábricas de primer nivel, ya que en algunos sitios se hacen cigarros con otras variedades, y no son del todo puros dominicanos.
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